CONTAMOS TRES
(Amelia está en su casa esperando a su amiga Jose. Llaman a la puerta. Abre. Jose entra precipitadamente).
JOSE: No te vas a creer a quién acabo de ver…Llego tarde porque me he encontrado a alguien… No te creas tú que…
AMELIA: Eres impuntual.
JOSE: El caso es que estaba en la calle intentando coger un taxi y justo cuando para uno, ¿a qué no sabes quién se ha puesto a mi lado para coger el mismo taxi? (Amelia intenta negar, pero Jose le interrumpe) Carmina.
AMELIA: ¿Carmina?
JOSE: Carmina, la delegada de clase…
AMELIA: ¿Café?
JOSE: Agua, he oído que el café engorda una barbaridad.
Pues eso, me giro, la veo, ella me ve y nos decimos: ¡Jose!, ¡Carmina!. Pero a la vez..
AMELIA: Oh, Carmina, la delegada de clase…
JOSE: Nos besamos…
AMELIA: Os abrazáis…
JOSE: No, ya sabes que eso nunca… Y le digo: Estás estupenda…
AMELIA: Mentira…
JOSE: Claro. Y ella me dice: Tú estás divina.
AMELIA: Verdad.
JOSE: Por supuesto. Y entonces le pregunto rápidamente, ya sabes que no me gusta llegar tarde: “Bueno, ¿qué tal todo?”.
Y ella, no debiendo saber que cuando le preguntas a alguien por “todo”, no te refieres a “todo” (hace con las manos un gesto de exageración), comienza a contarme que se acaba de divorciar de su marido que no es, ni más ni menos, que el delegado que había en la otra clase. ¿Le recuerdas?
AMELIA: Creo que no…
JOSE: Da igual… La cuestión es que me ha contado que, gracias a un acuerdo pre-matrimonial, al divorciarse de él tiene derecho a una asignación anual de 90.000 euros.
AMELIA: No está mal.
JOSE: No está nada mal. Y mi pregunta viene ahora: ¿Por qué cojones yo no tengo con mi marido un acuerdo de ese tipo?
AMELIA: Tú no quieres divorciarte de tu marido.
JOSE: Nunca se sabe bonita, nunca se sabe…
AMELIA: ¿Y cómo está?
JOSE: ¿Quién?, ¿mi marido?
AMELIA: No… La delegada.
JOSE: Bien… Ha sido simpática.
AMELIA: Pero…
JOSE: Pero… ¿Qué?
AMELIA: Ya sabes… (Simulando con las manos el cuerpo de una mujer) ¿Cómo está?
JOSE: Bueno… Se le ha puesto un pandero de vacaburra… Es una especie de campo de fútbol donde hay espacio para se jueguen, al menos, tres partidos a la vez… He empezado una nueva dieta.
AMELIA: ¿Cuál?
JOSE: La dieta del limón.
AMELIA: ¿La dieta del limón?
JOSE: Ajá.
AMELIA: ¿Y consiste en?
JOSE: Comer sólo cosas con sabor a limón. Puedes comer de todo…helados, tartas, filetes… Siempre y cuando sepan a limón.
AMELIA: Yo he dejado la que estaba haciendo.
JOSE: ¿La de la manzana?
AMELIA: Estoy cansada de tanta fruta…
JOSE: Yo voy a probar, a ver qué tal… Si veo que me canso de tanto cítrico, empiezo con otra cosa. De todas formas, tú no necesitas hacer ninguna dieta, estás estupenda.
AMELIA: Tú tampoco estás mal…
JOSE: Excepto por esta raya (señala su cabeza). Estoy tan harta de teñirme… Por cierto, ¿te has cortado el pelo, verdad?. Estás guapísima. Te queda mucho mejor así…
AMELIA: No he ido a la peluquería.
JOSE: Pues no sé qué te has hecho, pero te queda genial.
AMELIA: Vale, ¿que quieres?
JOSE: ¿Cómo?
AMELIA: Te conozco. Quieres algo.
JOSE: ¿Qué pasa?, ¿ahora una no puede ser atenta?
AMELIA: Suéltalo ya.
JOSE: Necesito que te pruebes esto (Saca un pasamontañas de su bolso).
AMELIA: ¿Un pasamontañas?, ¿por qué?.
JOSE: Tú, hazlo. (Amelia se prueba el pasamontañas). Perfecto. No se te reconoce.
AMELIA: (Se quita el pasamontañas). Claro que no se me reconoce, es un pasamontañas… (mirándolo)… con mis iniciales bordadas.
JOSE: Pensé que sería un detalle que te gustaría.
AMELIA: Pero, ¿qué pasa?, ¿quieres que atraquemos un banco?. (Silencio de ambas). Jose…
JOSE: Necesito que me ayudes…
AMELIA: ¿A robar un banco?. (Se ríe a carcajadas). ¡Estás loca!
(Saca otro pasamontañas y un par de pistolas). ¡¿Pero qué haces con eso?!, ¡¿estás mal de la cabeza?!
JOSE: Tranquilízate. No son de verdad.
AMELIA: No sé qué estúpida aventura se te habrá ocurrido esta vez, pero no cuentes conmigo.
JOSE: Estoy metida en un lío.
AMELIA: ¡Madre mía!, ¿qué has hecho?.
JOSE: Yo…
AMELIA: ¿Has vuelto a jugar?, ¿es eso?
JOSE: Ha sido sólo una vez, pero la cosa no ha salido bien.
AMELIA: ¿A qué te refieres con que no ha salido bien?
JOSE: Pues que ha salido muy mal.
AMELIA: ¿Muy mal?,
JOSE: Fatal.
AMELIA: ¿Cuánto dinero debes?
JOSE: Bastante…
AMELIA: ¿Cuánto?
JOSE: 60.000
AMELIA: !Oh, madre mía!, ¡60.000 euros! Debes un montón de dinero…
JOSE: Un montón…
AMELIA: ¿Pero cómo se te ocurre?, verás cuando se entere Miguel…
JOSE: Por eso necesito que me ayudes. Él no puede enterarse. La última vez me amenazó con dejarme.
AMELIA: No es para menos.
JOSE: Lo sé. Soy una idiota… Necesito tu ayuda.
AMELIA: ¿Para robar un banco?
JOSE: Lo tengo todo pensado. Es una sucursal que hay en un barrio del sur. Cierran a las 15:00. He estado allí en varias ocasiones, y sobre las 14:45 deja de ir la gente. Será algo fácil…
AMELIA: Ni los sueñes. Robar un banco…
JOSE: Amelia, le debo dinero a unos tipos muy peligrosos… Si no les pago en cuestión de horas…
AMELIA: ¿De horas?, ¡Ja!, venías convencida de que iba a aceptar.
JOSE: Sé que vas a aceptar. Si lo miras por el lado positivo… estaríamos robando a un ladrón…
AMELIA: No me vengas con ésas… ¡Estás mal de la cabeza!, ¿cómo se te ocurre pedirme algo así?. ¡Robar un banco!
JOSE: No chilles, te pueden oír los vecinos.
AMELIA: Jose, los vecinos deben pensar que estamos bromeando porque a nadie más que a ti se le ocurre la idea de atracar un maldito banco.
JOSE: ¿Tienes dinero para prestarme?
AMELIA: Sabes que no. Ahora no es un buen momento.
JOSE: Pues entonces me tienes que ayudar.
AMELIA: Pero así no. Ésa no es la manera. Habla con Miguel.
JOSE: ¡Imposible!. Me deja, Amelia. Me deja.
AMELIA: Él puede conseguir el dinero. No dejará que esos mafiosos te hagan nada…
JOSE: Está bien…
AMELIA: Claro que sí, Jose. Es la opción más sensata.
JOSE: Lo haré yo sola.
AMELIA: ¡No!
JOSE: Sí. Lo entiendo. Entiendo que no quieras ayudarme, al fin y al cabo la que está enferma soy yo.
AMELIA: ¡Ah, no, no, no!. Conmigo no juegues al chantaje emocional.
JOSE: Por favor… Sabes que no puede hacerlo sola. Amelia, mi vida corre peligro… (Breve silencio).
AMELIA: Está bien, ¿cuál es el plan?
JOSE: ¿En serio?, ¡estás fatal!. Sabía que lo harías.
AMELIA: No seas lista. Todavía puedo echarme atrás.
JOSE: No, no, no… Seré buena.
AMELIA: Más te vale. ¿Y el plan?
JOSE: ¿El plan?
AMELIA: Sí, Jose. El plan. No pretenderás que vayamos allí sin tener uno.
JOSE: Pues entramos, decimos: “Arriba las manos. Esto es un atraco”. Luego nos acercamos a la caja y le pedimos que nos den todo el dinero.
AMELIA: “¿Arriba las manos. Esto es un atraco?”. Menuda mierda. Así no acojonas a nadie. (Coge una de las pistolas del bolso de Jose). ¡Me cago en Dios. Al suelo todo el mundo o le vuelo la cabeza al primero que pille!. ¡Como alguien se mueva le meto un tiro entre ceja y ceja!. ¡Tú, el gordito de la camiseta a rayas! ¿tienes algo que añadir?, ¡eh!, vale… Me había parecido.
¡Maldita zorra, no te muevas o te reviento el cráneo!. (Mirando a Jose) ¿lo ves?
JOSE: Sí, creo que eso puede funcionar mejor. ¿Y después?
AMELIA: ¿Tienes un plano del local?
JOSE: ¿Un plano?
AMELIA: ¡Sí!, un plano de la sucursal. Tendremos que saber si tiene una o más salidas, cuántas personas trabajan allí, si hace algún descanso el personal de seguridad…
JOSE: No hay personal de seguridad.
AMELIA: ¡Mejor!. También necesitamos saber a cuánto está la comisaría más cercana.
JOSE: ¿La comisaría?
AMELIA: Debemos saber de cuánto tiempo disponemos antes de que llegue la policía.
JOSE: Está bien, yo lo busco en mi móvil.
AMELIA: De acuerdo… ¿Qué más?, ¡un coche!, necesitamos un coche con el que huir…
JOSE: Yo puedo coger…
AMELIA: …Y, por supuesto, no puede ser ninguno de los nuestros.
JOSE: ¿Y uno de alquiler?
AMELIA: ¿Con un nombre falso?, demasiado lío. No tenemos tanto tiempo. ¡Ya está!, ¡Julio!
JOSE: ¿Tú ex?
AMELIA: Todavía tengo una copia de la llave de su coche. Cuando lo abandonemos debemos romper la ventanilla para que parezca un robo.
JOSE: Un robo…
AMELIA: Aparcaremos en la puerta. Contamos hasta tres y entramos. Tenemos que ser muy rápidas para que todo esto funcione. Yo controlaré a la gente mientras tú te acercas a la caja y les pides el dinero.
¡Guantes!, necesitamos guantes para no dejar ninguna huella.
JOSE: (Sacas dos pares de guantes de su bolso). ¡Tengo guantes!
AMELIA: Bien… Pasamontañas(Lo coge del bolso y le arranca las iniciales), pistolas, guantes, coche, plano, comisaría… Creo que no nos olvidamos de nada.
JOSE: Amelia…
AMELIA: ¿Qué?
JOSE: No podemos hacerlo. Es una locura.
AMELIA: ¡No me jodas, Jose!, ¡ni se te ocurra echarte atrás ahora!
JOSE: Pero Amelia…
AMELIA: Nada de “peros”. Lo robamos y punto.
JOSE: De acuerdo. Lo que tú digas. Si es la única opción…(Abraza a Amelia) Gracias.
AMELIA: (Dirigiéndose hacia la puerta) Ya me las darás si todo esto sale bien. (Sale. Jose duda un instante y sale también).